Cuento 1. ¿Qué día quieres hoy?
Esta mañana desperté emocionado con todas las cosas que tengo que hacer
antes de que el reloj marque la medianoche.
Tengo responsabilidades que cumplir hoy.
Soy importante.
Mi trabajo es escoger
qué clase de día voy a tener.
Hoy puedo quejarme
porque el día esta lluvioso,
o puedo dar gracias a Dios
porque las plantas están
siendo regadas gratis.
Hoy me puedo sentir triste
porque no tengo más dinero,
o puedo estar contento
de que mis finanzas me empujan
a planear mis compras con inteligencia.
Hoy puedo quejarme de mi salud,
o puedo regocijarme de que estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme
de todo lo que mis padres no me dieron
mientras estaba creciendo,
o puedo sentirme agradecido
de que me permitieran haber nacido.
Hoy puedo llorar
porque las rosas tienen espinas,
o puedo celebrar
que las espinas tienen rosas.
Hoy puedo auto compadecerme
por no tener muchos amigos,
o puedo emocionarme y embarcarme
en la aventura de descubrir nuevas relaciones.
Hoy puedo quejarme
porque tengo que ir a trabajar,
o puedo gritar de alegría
porque tengo un trabajo.
Hoy puedo quejarme
porque tengo que ir a la escuela,
o puedo abrir mi mente enérgicamente
y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
Hoy puedo murmurar amargamente
porque tengo que hacer
las labores del hogar,
o puedo sentirme honrado
porque tengo un techo
para mi mente, cuerpo y alma.
Hoy el día se presenta ante mí,
esperando a que yo
le dé forma y aquí estoy,
el escultor que tiene que darle forma.
Lo que suceda hoy
depende de mí,
yo debo escoger
qué tipo de día voy a tener.
Ten un gran día...
antes de que el reloj marque la medianoche.
Tengo responsabilidades que cumplir hoy.
Soy importante.
Mi trabajo es escoger
qué clase de día voy a tener.
Hoy puedo quejarme
porque el día esta lluvioso,
o puedo dar gracias a Dios
porque las plantas están
siendo regadas gratis.
Hoy me puedo sentir triste
porque no tengo más dinero,
o puedo estar contento
de que mis finanzas me empujan
a planear mis compras con inteligencia.
Hoy puedo quejarme de mi salud,
o puedo regocijarme de que estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme
de todo lo que mis padres no me dieron
mientras estaba creciendo,
o puedo sentirme agradecido
de que me permitieran haber nacido.
Hoy puedo llorar
porque las rosas tienen espinas,
o puedo celebrar
que las espinas tienen rosas.
Hoy puedo auto compadecerme
por no tener muchos amigos,
o puedo emocionarme y embarcarme
en la aventura de descubrir nuevas relaciones.
Hoy puedo quejarme
porque tengo que ir a trabajar,
o puedo gritar de alegría
porque tengo un trabajo.
Hoy puedo quejarme
porque tengo que ir a la escuela,
o puedo abrir mi mente enérgicamente
y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
Hoy puedo murmurar amargamente
porque tengo que hacer
las labores del hogar,
o puedo sentirme honrado
porque tengo un techo
para mi mente, cuerpo y alma.
Hoy el día se presenta ante mí,
esperando a que yo
le dé forma y aquí estoy,
el escultor que tiene que darle forma.
Lo que suceda hoy
depende de mí,
yo debo escoger
qué tipo de día voy a tener.
Ten un gran día...
A menos que tengas otros planes.
Cuento 2
Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada.
Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera.
Al terminar de subir las escaleras se topó con una puerta semi abierta; lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto habían mil perritos más observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos.
El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco.
Los mil perritos hicieron lo mismo.
Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera.
Al terminar de subir las escaleras se topó con una puerta semi abierta; lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto habían mil perritos más observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos.
El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco.
Los mil perritos hicieron lo mismo.
Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos.
El perrito se quedó sorprendido al ver que los mil perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para sí mismo: “¡Que lugar tan agradable! ¡Voy a venir más seguido a visitarlo!”
El perrito se quedó sorprendido al ver que los mil perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para sí mismo: “¡Que lugar tan agradable! ¡Voy a venir más seguido a visitarlo!”
Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se encontró entrando al mismo cuarto.
Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros mil perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban viendo de una manera agresiva.
Posteriormente empezó a gruñir; obviamente vio como los mil perritos le gruñían a él.
Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros mil perritos le ladraron también a él. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: “¡Que lugar tan horrible es este! ¡Nunca volveré a entrar allí!”
Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros mil perritos le ladraron también a él. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: “¡Que lugar tan horrible es este! ¡Nunca volveré a entrar allí!”
En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía: “La casa de los 1000 espejos”.